#5: análisis de Punctum y Studium de una fotografía
Los conceptos de Punctum y Studium fueron acuñados por Roland Barthes en su ensayo «La Cámara Lúcida», publicado en 1980. Cuando uno piensa en la fecha de esa edición, se le hace algo tardío, me resulta extraño que ciertos temas sobre fotografía no fueran tratados antes con rigor y seriedad, pero tenemos que tener en cuenta que la consideración de la fotografía, como arte digno de las grandes colecciones que hasta entonces estaban acaparadas por medios plásticos tradicionales como la pintura y escultura, por entonces apenas tenía una década.
Nosotros nos hemos criado entre imágenes, y la cultura visual es parte de nuestra vida, pero aunque la fotografía tiene 2 siglos (si nos remontamos a los comienzos más remotos de lo que podemos asemejar a la fotografía como la conocemos), lo cierto es que no se ha escrito tanto a nivel teórico sobre el hecho artístico de la fotografía como podríamos esperar (comparado con la pintura, por ejemplo, una fracción mínima).
También creo que conviene mencionar que Barthes era, además de filósofo y escritor, lingüista (estructuralista) y semiólogo, por lo que su preocupación por los sistemas de signos y los significados era profunda.
En el ensayo antes mencionado introduce el concepto de Studium como la parte de la fotografía que el autor ha planificado, o buscado, y hasta diríamos que «conscientemente percibido», y el Punctum como esa cualidad que, incluso fuera del control consciente del autor, nos «pincha» y atrapa. El pellizco que sentimos cuando vemos una buena imagen, no siempre explicable, pero que siempre aporta una dimensión extra a la imagen.
El Studium es racional, analizable, universal. Cualquier espectador puede percibirlo. Cualquier autor puede crearlo.
El Punctum es personal, juega más en el terreno del inconsciente, no es intencional, depende del espectador.
Pensando un poco en ello, varias preguntas surgen en mi cabeza:
¿Es el punctum una cualidad de la fotografía, o de su contemplación? (Si no lo fuera… ¿no sería un simple reflejo de sensibilidad artística, más que algo de la propia obra?)
¿Existe el punctum intencional? ¿No es eso precisamente lo que distingue a un buen fotógrafo de uno mediocre? El hecho de que el buen fotógrafo sabe crear no sólo un buen studium sino, simultáneamente, percibir y expresar algo más, recoger el punctum que él puede ver claramente, y para el resto sólo es una impresión difusa, una sensación que flota por toda o una determinada parte de la imagen.
De alguna forma asocio el studium al lenguaje verbal (y a lo consciente), y el punctum al lenguaje corporal (o al subconsciente). Normalmente podemos elegir nuestras palabras pero no lo que expresa nuestro cuerpo, porque no se nos ha enseñado a percibirlo conscientemente, no se nos enseña la semántica del cuerpo a la vez que la de las palabras. Pero esto nos lleva a otra pregunta: ¿acaso un actor no está precisamente entrenado en usar el lenguaje de su cuerpo y expresar justo lo que quiere, aún cuando el espectador lo percibirá sólo de forma inconsciente?
Por otra parte, y termino con las preguntas… ¿Existe el punctum sólo en fotografía y no, por ejemplo, en la pintura? Si pensamos que cada pincelada de un cuadro es intencionada… ¿hay algo de la imagen que pueda escapar al control del artista?
Mi respuesta es que sí. Un sí rotundo. Porque el hecho artístico, la creatividad, es más compleja que la suma de sus expresiones (el todo es mayor que la suma de las partes). Creo que existe un punctum intencional, producto de grandes intuiciones y sensibilidades, y otro más salvaje y casual, producto de procesos más inconscientes y viscerales.
Volviendo, por poner un ejemplo, a grandes productores de fotografía como Crewdson, en cuyas fotos nada es casual, y todo está cuidadosamente dispuesto… ¿diríamos que son fotos carentes de Punctum? Yo creo que no, porque Crewdson trabaja en conexión íntima con el inconsciente (sin duda las sesiones de su padre psicólogo con sus pacientes que espiaba de pequeño, tienen su peso en esto), y es capaz de aunar una cosa y otra. ¿Diríamos, por ejemplo, que la danza es sólo un conjunto de movimientos coreografiados? ¿o que aún a pesar de los múltiples ensayos y disciplina que requiere, el producto final es algo más que simple coordinación?
Las imágenes de Crewdson atrapan, el espectador tiene tanto mundo por recorrer en ellas, que es raro no encontrar sensaciones y «pinchazos» tras cada esquina.
Por otro lado, al igual que existe un inconsciente colectivo (un imaginario grupal, con sus traumas y orgullos, propios de una nación por ejemplo, o de una generación), pienso que existe un punctum colectivo, más universal que el descrito por Barthes. Existen comunes en el inconsciente humano, punctums compartidos por grupos diversos, y con eso también puede jugar el autor.
Pongo aquí una imagen que me interesa, tanto por su Studium como por su (mi) Punctum:
Esta imagen, publicada tan sólo hace unos 5 años, del fotógrafo Thomas Hoepker (Magnum), recoge un testimonio muy especial del fatídico 11-S.
Tenemos en primer término un grupo de gente joven, en una actitud bastante tranquila y amigable, mientras que al otro lado del río Hudson, en Manhattan, una densa columna de humo señala el lugar del atentado en el que dos aviones de pasajeros de gran tamaño han chocado y provocado el derrumbe de las dos torres del world trade center, tan emblemáticas para el skyline neoyorkino.
Aunque se trata de una suerte de fotoperiodismo, hay cierto studium siempre, en el sentido de que el fotógrafo decide hacer la foto, elige el momento, la composición, recoger esa escena concreta.
El principal pinchazo que me pega, es la naturalidad del grupo que aparece. Ni siquiera están mirando a Manhattan, con su humareda literalmente kilométrica. Ni mucho menos se encuentran alarmados, están como cualquier día, al parecer, disfrutando de un rato de charla al sol de la mañana. Están concentrados en ellos mismos, la chica del centro, tras la bici, vuelve su cabeza hacia la persona de la derecha, todos los demás parecen prestarle atención. Parece una perfecta postal de la indolencia.
Hay otro detalle que me llama poderosamente la atención. Son interpretaciones personales, puede parecer una tontería, pero las dos chicas de la izquierda llevan botas militares. Tienen una estética un poco guerrillera.
Me hace pensar que la cultura estadounidense está fuertemente militarizada, y que de alguna forma su existencia no tiene sentido sin el conflicto armado, sin la amenaza, sin la hostilidad. Que es algo que está en el alma del país. Y que de alguna forma no les sorprende tanto recibir alguna vez este tipo de ataques.
Posteriormente Hoepker afirmó que había aprovechado un pequeño momento de calma en lo que había sido una mañana muy alborotada, para tomar esta foto extravagante, que nos choca por su ambiente contradictorio y frívolo, pero que en realidad habían estado todos muy pendientes y preocupados con el asunto. Finalmente la descartó para su publicación inicial porque, según sus palabras, resultaba confusa y ambigua.
¿Tendrá el mismo interés esta imagen para alguien nacido dentro de 30 ó 50 años? ¿Tiene valor fotográfico universal, o es sólo anecdótico y efímero? ¿se mantendrá su punctum mucho tiempo más? Siempre hay más preguntas que respuestas…
Me encanta este tema, gracias por el post y compartir estas reflexiones. Un saludo
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gracias por las reflexiones y sobre todo las preguntas que haces.
Acabo de leer el ensayo de Barthes y me cuesta entender el concepto del punctum particularmente…mas o menos las mismas preguntas: es algo de la obra? una intención del fotógrafo? o del inconsciente del observador? si es así entonces pueden existir infinitos punctum para una fotografía, e incluso puede variar el punctum que percibe un mismo observador en distintas «lecturas» de una foto, como le ocurrió al mismo Barthes en uno de los ejemplos que muestra…
Es algo muy subjetivo, y muchas veces es difícil descubrir precisamente que es ese algo que nos pincha de una imagen…y creo que esto sólo puede enriquecer una fotografía.
Además hay que distinguir el «impacto» del punctum.
En esta foto el choque sin duda lo provoca la contradicción de la actitud relajada del grupo en un escenario de terror, pero esto posible sólo por que existe un referente de un contexto histórico (la columna de humo en medio de la ciudad), y a la intención del fotógrafo de captar a este grupo justamente por la contraposición con el contexto en el que están. Sin aquel referente la foto no tendría impacto, por lo que es parte del studium. el fotógrafo sin duda tuvo la intención de provocar ese desconcierto.
Por otro lado, lo que me fascina de la foto, el punctum que provoca en mi, es la atención que el grupo le presta a la mujer detrás de la bici, que es casi de devoción, y que probablemente no fue intención del fotógrafo, ni de ellos mismos, si no un azar, pero que me fascina al punto que al mirar la foto desaparece la columna de humo, y me concentro en ellos, por lo que desaparece el referente histórico, y el impacto, quedando sólo ese punctum.
Muchas gracias por tu comentario, Clau! Muy interesante lo que dices. Sí, yo también creo que el punctum es subjetivo, muy variable para cada persona, y para una misma persona en diferentes momentos de su vida. Creo que Barthes siempre hablaba de Punctum como algo personal, una parte de tu interior que es estimulada por ciertas obras, no como parte de la obra en sí, sino como algo que se produce en la conjunción obra-espectador.
También lo de la «devoción» que comentas, lo había notado inconscientemente, pero sí es verdad que el grupo tiene su atención muy enfocada en un sujeto, aunque creo que es más bien el tipo de la derecha (por como la chica del fondo vuelve su cabeza hacia él).
De vez en cuando me gusta mirar mis fotos antiguas, las descartadas (las guardo todas, de una sesión de 500 fotos igual utilizo 100 y el resto van al disco duro de backups), y a veces descubro cosas interesantes que antes no había visto, fotos que en principio no me parecieron interesantes hace meses o años, y que luego me fascinan. Pruébalo!
Saludos,
J
Clau y José Wela, veo y he experimentado el Punctum no sólo en la obra gráfica sino el cualquier producción artística sin propósitos comerciales, sinceras, nacidas de las entrañas de los autores originales o intérpretes, para mi el Punctum es el vínculo de ese creador con sus espectadores a través de su obra, no es tan complejo ni tan subjetivo, sólo tenemos que limpiar un poco nuestros mapas conceptuales y dejar actuar nuestro ser interior en el campo de una consciencia más global, aún cuando se trate sólo de una comunidad pequeña, una cultura o una civilización.
Hola! me ayudó tu reflexión sobre el «punctum» de Barthes porque estoy leyendo sobre eso en la facultad. Te recomiendo el libro de Jacques Rancière «El destino de las imágenes», donde retoma este concepto aportando la calidad de presencia sensible de la imagen.
Saludos!
Pamela.
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Sí,creo como tú que puede haber un «punctum» intencional, pero… no creo que sea premeditado, es más bien el resultado de una actitud frente a las cosas que te rodean, que traspasan una epidermis muy fina: el resultado de una visión «de autor» como algo casi táctil. O cuando es «casual», como una pequeña «anomalía» que se cuela en la imagen. Y en este caso le compete al receptor el sentirlo, y nada tiene que ver con el autor.
Pero no veo «punctum» en la imagen de Thomas Hoepker (Magnum), ni ahora, ni posiblemente en el futuro (en el caso que no se conozcan las circunstancias de su realización). Es sólo una (buena) imagen «reveladora» por el contraste. Hay mucha imagen que derivada de aquí (tipo foto agencia) podría confundirse con el «punctum» por la cuestión de la relevancia de esos «detalles» tan interesantes, sean marginales, intencionados o casuales. Y que depende de la maestría de este autor para captar «el momento», o cuando -como dices- revisó todo el material en el estudio, ya que -ahí- el autor ve la imagen «desde fuera». Esto último podría ser esa otra posibilidad de «punctum intencional» al que tú te refieres, pero no lo veo así a la vista de la imagen: no punza. De estas buenas fotos derivaría esa otra «foto curiosa» que pasa por muchas categorías hasta llegar a «lo anecdótico», por prescindible, eso que finalmente desaparece, como desaparece el olor a azufre después de un petardo. Y todo eso nunca ocurrirá con el «punctum», porque aspira a una especie de microcosmos, porque «impresiona» algo, en nuestro ser, muy profundamente. Como una pequeña luz que estalla dejando una sombra perenne. Esa «sombra» creo que es a lo que se refiere Barthes. Algo que sentimos, pero muy difícil de definir… con un lenguaje que no sea el poético.
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